Un demonio (del griego δαίμων, daimon) es una entidad espiritual rebelde cuya actividad, origen y función están asociados con el mal espiritual y la corrupción moral. Son agentes de caos y destrucción, involucrados en la tentación y el sufrimiento de la humanidad. Tienen una organización estructurada, con roles y jerarquías específicas dentro de un orden espiritual hostil.
Vocabulario bíblico para los Poderes de las Tinieblas
En las traducciones modernas a español e inglés, la palabra “demonios” aparece rara vez en el Antiguo Testamento. La versión ESV, por ejemplo, utiliza este término solo en tres ocasiones. La expresión “espíritu maligno” aparece únicamente una vez (Jue. 9:23), un pasaje que puede o no involucrar una entidad sobrenatural. Esto crea la impresión (y fomenta la conclusión errónea) de que el Antiguo Testamento tiene poco que decir sobre los poderes sobrenaturales de las tinieblas.
En realidad, la metáfora de la oscuridad es fundamental para entender cómo los israelitas percibían las experiencias aterradoras de la vida. Los escritores del Antiguo Testamento vinculaban la rebelión de seres sobrenaturales con la oposición reflejada al gozo eterno y la vida destinada por Dios en la creación de la tierra y la humanidad. Un Dios amoroso creó la tierra como su propio templo-habitación <references>, con la intención de que la humanidad fuera parte de su familia. Las rebeliones sobrenaturales trajeron muerte, desastre y enfermedad a la tierra. En lugar de que toda la tierra se convirtiera en un espacio sagrado, la oscuridad permeó el mundo.