Kenos

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Kenos (término provienente del griego Keno [Κενό], que significa ‘vacío’) es el nombre empleado por los humanos para describir la Creación en su conjunto. Kenos comprende los dos fluidos espacio-temporales conocidos: Rakia y el Metaespacio Papal; así como los dominios espirituales de Édum y los Valles de Luz―; y el Reino de la Inexistencia.

Las fuentes principales de información sobre Kenos son las doctrinas impartidas por el profeta Carl el Séptimo y las revelaciones de Pavel, un avadim, a la Élite. De acuerdo con estos relatos, Kenos está organizada por múltiples niveles o capas, cada uno de diferentes naturalezas. Édun es el primer nivel creado y es de donde emanan los reflejos observados en la bóveda celeste desde la Tierra.

El prólogo del Lore, titulado “Carta a Polemos” y atribuido a Carl el Séptimo, narra el estado primigenio del cosmos como un amorfo océano cósmico llamado Tehom, caracterizado por la ausencia de forma y la indiferenciación de la materia. Este estado primordial de la materia se denomina “apeiron”, un concepto recurrente en las cosmologías de los universos narrativos de David Newton.

"En el principio, el Creador contempló el Tehom, el vasto abismo primordial: un océano llenó de toda la materia que usaría para crear el universo. No era la materia tal como la conocéis, sino el apeiron: caos primigenio, informe y puro. Con éste, el Eterno trajo a ser las dimensiones del espacio, el perpetuo devenir del tiempo y los elementos fundacionales de la creación."
― Lore de HeyStories, 6

Cosmogonía (origen del cosmos)[edit | edit source]

Édun y los avadim[edit | edit source]

Ahavah, el Creador, el Invisible.

La Nada es el estado original de Todo, que empezó a existir más allá de lo que se puede conocer. Por encima de la Nada, existía Ahavah, la Conciencia Omnisciente, cuya sabiduría representa el fundamento unificador de todo lo que ha de manifestarse. A través de un acto de amor puro y una proclamación cognitiva interna, Ahavah inicia el proceso creativo, dando origen a la realidad y, con ella, al concepto del tiempo.

Al comienzo, Ahavah crea Édun, un reino etéreo diseñado para los avadim, seres creados a imagen de su Creador. Desprovistos de dimensiones, espacio y materia, su esencia era puramente espiritual, un reflejo de la intangible naturaleza de Ahavah.

"Como los avadim, reflejos de Ahavah, el Indestructible, portamos su imagen pero no su eternidad."
― José Enrique

Considerando que los avadim son, al igual que Ahavah, entidades de cognición pura o voluntades incorpóreas, su capacidad de percepción hacia Ahavah no es visual, sino que es "intelectual". En esta dimensión, la gloria de Ahavah se difunde intrínsecamente, y las sensaciones que experimentan los avadim constituyen meramente una fracción de la experiencia total que el Creador consiente en compartir.

Los Ilustres[edit | edit source]

Ahavah creó innumerables avadim, pero no todos los hizo tan poderosos ni sabios. Entre ellos, se destacan los Ilustres, dotados de un poder superior a la de sus congéneres. A pesar tener la fuerza para destruir Édun, estos seres eligen no ejercer su máximo poder, optando en cambio por rendir culto a Ahavah, reconociendo en Él su fuente de existencia. Ahavah, en un acto de misericordia considerado infinito, involucra a los Ilustres en el acto creativo, no por necesidad, sino por elección de compartir su poder infinito.

Ahavah asignó a cada uno de los Ilustres una misión específica, la cual desempeñarían en los reinos creados posteriormente. La identidad de la mayoría de estos Ilustres permanece desconocida; sin embargo, se tiene constancia de dos: Pavel, conocido como el Ilustre de la Protección, y Renzo, el Ilustre de la Luz.

Okeanos[edit | edit source]

"Os he designado constructores del cosmos: edificaréis el reino terrenal para los hombres, vuestros menores; asentaréis los cimientos de la Tierra, y alzaréis montañas colosales en sus confines, que guarden a los hombres dentro de su dominio. Sobre las cumbres, sostendré el firmamento, y en él brillarán las estrellas, vuestra perpetua señal. Bajo esta bóveda, el Sol y la Luna navegarán, marcando el devenir de los tiempos mortales."

Ahavah encarga a los avadim